
Los primeros recuerdos, hermosos recuerdos muy nítidos, de mi vida como persona que gusta por sobre todas las cosas del arte de tejer, remontan a mi infancia ya hace bastantes años y bastantes…bastantes tejidos….
Mi madre esperaba con mucha ilusión el nacimiento de mi hermano…el mayor de mis hermanos, todos varones. En esa época las madres confeccionaban todo el ajuar de sus bebés lo que le daba a esa espera un enfoque casi místico. Yo tenía solo tres años y medio. Como pasábamos todo el día las dos juntas y solas, yo jugaba a hacer los mismos quehaceres que mi madre aunque en forma de juegos, por supuesto: cocinaba en una pequeña cocina de juguete, hacía las camas de mis muñecas, barría mi espacio con una escoba pequeñita, salía de compras al aparador donde mi madre guardaba los víveres, etc.y en las tardes “ayudaba” a mi papá a actualizar unos inmensos libracos que llevaba para trabajar en casa (él era empleado de Ferrocarriles del Estado y debia actualizar las listas de precios con unos oficios que les llegaban a menudo). Así, lógicamente….”tuve” que comenzar a tejer un ajuar para mi muñeca regalona, una gordilla bebé redondeadita de goma que años atrás encontré toda cuarteada y pegoteada por el tiempo. Seguimos tooooodos los pasos : ir a comprar la lana en ese tiempo a una tiendita pequeña en el mismo barrio : “Paquetería Fátima” en Forestal Bajo, Viña del Mar (en ese tiempo no existía Forestal Alto). Mi mamá escogió lanas blanca y celeste, porque no había modo de saber el sexo del bebé y yo, como ya sabía que mi guagua era niña porque se llamaba Sally, tambien tenía otra que se llamaba Isla y era de trapo con cabeza dura, uff…durísima de yeso, entonces elegí lanas rosada y amarillo muy fuerte. La dueña me regaló palillos de los mismos colores para que hicieran juego con mis lanas.
El dormitorio de mis padres era realmente amplio, de modo que junto a una ventana mi mamá tenía ubicada una “caja”, decía ella, pero era un baúl en realidad bastante grande que cobijaba en su interior la ropa blanca; sobre esa caja mi mamá tenía acondicionado un gran cojín y una manta tipo chalón escoses de lana . Ese era su lugar de hacer labores. Ése, pasó entonces a ser “nuestro” lugar de hacer labores, ya que teníamos que preparar “nuestros” ajuares para “nuestros” bebés…..
He tejido muchísimos ajuares para bebés y siempre me es muy ilusionante confeccionarlos, sentir que van a acoger, cobijar , reemplazar de alguna manera el “nidito suave” que es el útero materno, a ese nuevo ser que viene al mundo, es una sensación maravillosa y por eso utilizo materiales suaves y colores suaves y nunca estoy segura si hice el ajuar mas hermoso que pude haber hecho….
Confeccionar el ajuar de sus bebes es la mejor terapia relajadora que una mujer embarazada puede obsequiarse y la manera mas preciosa de estar en contacto con su embarazo. Si no gusta del tejido, tal vez podrá bordar, pintar sabanitas confeccionar un edredón….mientras escucha música de buena calidad en un ambiente grato, es un regalo para la madre y para el bebé, para toda la vida.
Mi madre esperaba con mucha ilusión el nacimiento de mi hermano…el mayor de mis hermanos, todos varones. En esa época las madres confeccionaban todo el ajuar de sus bebés lo que le daba a esa espera un enfoque casi místico. Yo tenía solo tres años y medio. Como pasábamos todo el día las dos juntas y solas, yo jugaba a hacer los mismos quehaceres que mi madre aunque en forma de juegos, por supuesto: cocinaba en una pequeña cocina de juguete, hacía las camas de mis muñecas, barría mi espacio con una escoba pequeñita, salía de compras al aparador donde mi madre guardaba los víveres, etc.y en las tardes “ayudaba” a mi papá a actualizar unos inmensos libracos que llevaba para trabajar en casa (él era empleado de Ferrocarriles del Estado y debia actualizar las listas de precios con unos oficios que les llegaban a menudo). Así, lógicamente….”tuve” que comenzar a tejer un ajuar para mi muñeca regalona, una gordilla bebé redondeadita de goma que años atrás encontré toda cuarteada y pegoteada por el tiempo. Seguimos tooooodos los pasos : ir a comprar la lana en ese tiempo a una tiendita pequeña en el mismo barrio : “Paquetería Fátima” en Forestal Bajo, Viña del Mar (en ese tiempo no existía Forestal Alto). Mi mamá escogió lanas blanca y celeste, porque no había modo de saber el sexo del bebé y yo, como ya sabía que mi guagua era niña porque se llamaba Sally, tambien tenía otra que se llamaba Isla y era de trapo con cabeza dura, uff…durísima de yeso, entonces elegí lanas rosada y amarillo muy fuerte. La dueña me regaló palillos de los mismos colores para que hicieran juego con mis lanas.
El dormitorio de mis padres era realmente amplio, de modo que junto a una ventana mi mamá tenía ubicada una “caja”, decía ella, pero era un baúl en realidad bastante grande que cobijaba en su interior la ropa blanca; sobre esa caja mi mamá tenía acondicionado un gran cojín y una manta tipo chalón escoses de lana . Ese era su lugar de hacer labores. Ése, pasó entonces a ser “nuestro” lugar de hacer labores, ya que teníamos que preparar “nuestros” ajuares para “nuestros” bebés…..
He tejido muchísimos ajuares para bebés y siempre me es muy ilusionante confeccionarlos, sentir que van a acoger, cobijar , reemplazar de alguna manera el “nidito suave” que es el útero materno, a ese nuevo ser que viene al mundo, es una sensación maravillosa y por eso utilizo materiales suaves y colores suaves y nunca estoy segura si hice el ajuar mas hermoso que pude haber hecho….
Confeccionar el ajuar de sus bebes es la mejor terapia relajadora que una mujer embarazada puede obsequiarse y la manera mas preciosa de estar en contacto con su embarazo. Si no gusta del tejido, tal vez podrá bordar, pintar sabanitas confeccionar un edredón….mientras escucha música de buena calidad en un ambiente grato, es un regalo para la madre y para el bebé, para toda la vida.
Este es el bebé para el que mi madre tejía, cosía y bordaba.... Ayyy Nenito, pensar que a mis cuatro añitos yo te robaba de tu cuna y te cargaba en mis brazos. por suerte ahora eres tú el mayor.
Presente:
Este chal está confeccionado en cachemira industrial, realmente muy delgadita, un trabajazo pero bien vale la pena, obvio no para vender pero muy gratificante para regalar a alguien a quien uno quiera muchísimo. Ojalá pueda mostrarlo bloqueado y a punto la próxima semana.